Durante la Guerra de las Malvinas (1982), el Comando del Ejército de Bolivia planificó emplear dos Divisiones bolivianas en las proximidades de la frontera sur del territorio nacional, para atacar desde un flanco, al esfuerzo principal del ejército chileno. El plan contemplaba distribuir a este centenar de cañones, en posiciones de emboscada, para desencadenar el infierno entre los tanques invasores. Posiblemente, viejas cuentas se irían a saldar en esa memorable batalla a librarse contra el grueso del ejército chileno que a su turno, se disponía a atacar la retaguardia profunda del ejército argentino, utilizando para este propósito, territorio boliviano. Esta intención fue informada al Estado Mayor Boliviano por una monja de Oruro, cuyo protegido había emigrado a Chile y prestaba su servicio militar en el ejército chileno y destinado como estafeta al Estado Mayor. En un papel de pared copió la idea de maniobra graficada para atacar la retaguardia profunda del ejército ...